El día a día en las bibliotecas municipales de Ciudad Real es muy intenso. Las personas que allí trabajan tienen entre sus manos mucho más que hojas, carátulas, signaturas y etiquetas. Las bibliotecas desprenden mucha vida. La de los libros, que cuentan historias y muestran arte en forma de palabras e ilustraciones y la de sus lectores -grandes, medianos y, sobre todo, pequeños- que llegan a ese lugar, que es corazón de su barrio, a entretenerse, a aprender y a soñar. Para apoyar esta preciosa labor se incorporaron en octubre seis trabajadores del Plan de Empleo en Castilla-La Mancha.
Apenas dos meses después de su llegada, estas personas están plenamente integradas en el equipo de las Bibliotecas Municipales y en las rutinas de trabajo en sus centros, según explica la jefa de este Servicio en el Ayuntamiento de Ciudad Real, Pilar Espejo. “Para mí los planes de empleo tienen, por un lado, el beneficio para el trabajador de estar recibiendo una formación que puede influir posteriormente en su vida profesional y, por otro, el refuerzo y la ayuda inestimable que supone para el servicio, donde siempre tenemos mucho trabajo y poco personal”, reflexiona.
En las diez bibliotecas municipales que tiene Ciudad Real (en los siete centros sociales de la capital y en los tres de los anejos), hay que realizar todo el trabajo que conlleva el proceso técnico del libro, la gestión de los préstamos, la organización de la biblioteca y su dinamización a través de multitud de actividades de animación a la lectura para personas desde los 8 meses - con las bebetecas- hasta los clubes de lectura de los adultos. En cada una de esas tareas se implican también los trabajadores del Plan de Empleo en Castilla-La Mancha, financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real, el Instituto Municipal de Promoción Económica, Formación y Empleo (IMPEFE) y cofinanciado por el Fondo Social Europeo.
“Llevamos años acogiendo a trabajadores del Plan de Empleo y nunca ha habido ninguna persona que no haya funcionado en el servicio. Se adaptan e ilusionan desde el principio con nuestra actividad. Y, en general, les sorprende y les gusta descubrir que aquí no estamos anquilosados, sino que respondemos continuamente a las necesidades y demandas de los ciudadanos”, indica la jefa del servicio, asegurando que las bibliotecas son mucho más que un “contenedor de libros”, son un recurso fundamental para los distintos barrios de la ciudad.
A Domingo le encanta que los niños le saluden por el barrio o se acerquen a darle un abrazo. Ya le pasa y llegó a la biblioteca el 1 de octubre. “A nivel personal esta experiencia me está aportando muchísimo también por este tipo de cosas. Me divierto con ellos y ellos conmigo, ya somos amigos y eso es muy gratificante”, explica. Puede estar ayudando a una niña de 8 años a hacer la tarea del cole, contando un cuento a niños de una clase de un colegio, recomendando un libro a un niño que está aprendiendo a leer, jugando a un juego de mesa para entretener a unos hermanos que pasan la tarde en la biblioteca o catalogando o “tejuelando” nuevas adquisiciones.
“Estoy aprendiendo mucho. Esto es nuevo para mí, aunque sea un sector que tiene cosas similares o en común con mi perfil profesional. Es un trabajo que aportará algo más a mi currículum, además de reforzar la experiencia que yo ya tengo acompañando a niños”, dice Domingo. Es licenciado en Historia y máster en Archivística y, hasta la actualidad, su carrera laboral se había centrado en archivos o como monitor de apoyo para tareas escolares. Ya puede decir que también ha sido bibliotecario, una experiencia que no le importaría repetir.
Es el caso de María Jesús. Es la tercera vez que ocupa este puesto dentro de un plan de empleo. Ella ya sabía que en las bibliotecas municipales se trabaja “mucho y muy bien”. “He podido comprobar cómo en los barrios en los que están ubicadas las bibliotecas se reconoce la labor que se hace y se siente como propia. A pesar ello, otra mucha gente desconoce estos recursos y lo valiosos y necesarios que son. Yo misma lo desconocía antes de llegar por primera vez al servicio de bibliotecas”, dice.
Gracias a este trabajo ha podido aprender, por ejemplo, a manejar el programa de gestión de la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha, el Absysnet o a llevar a cabo todo el proceso técnico del libro, aunque lo que más le llena es la participación en las actividades relacionadas con la animación a la lectura. En su biblioteca, la de San Juan de Ávila, hay bebeteca, club de lectura para niños, club de lectura para adultos, la “hora del cuento” todos los días y, de vez en cuando, actividades con los colegios.
Coincidiendo con nuestra visita, dos clases de 3º de Primaria del colegio público Don Quijote van a participar de una sesión especial. Llegan en fila, de la mano, acompañados de su maestra y muy contentos, porque salir del cole siempre es interesante y porque ya saben lo que les espera. Muchos de ellos pasan algunas tardes aquí y conocen bien a Teresa, la bibliotecaria. Están en buenas y expertas manos.
En el cole están trabajando un proyecto dedicado a la Pintura y por eso la biblioteca del barrio ha preparado una actividad que tiene también esta disciplina como centro. En una mesa alargada les esperan una veintena de cuentos preciosos sobre Velázquez, Goya, Picasso, Van Gogh… Van a hacer una actividad de descubrimiento, en la que con una lupa tienen que adivinar el nombre de un pintor famoso de entre un montón de letras. Les encanta, al igual que llevarse a casa de recuerdo una manualidad que han hecho juntos aquí. Y, por supuesto, hay cuento, y es el momento estrella.
Marian es otra de las trabajadoras que se han incorporado al servicio desde el Plan de Empleo. Su día a día está en la biblioteca de Larache aunque también pasa algunos ratos haciendo labores más administrativas en el Antiguo Casino, que es donde están las oficinas de este servicio municipal. Para esta maestra de Primaria, que prepara oposiciones y que ha trabajado muchos años cuidando niños, entrar a trabajar en este plan de empleo fue una sorpresa –pues había optado a ellos otros años sin éxito- y una alegría, por lo que suponen seis meses de trabajo tanto económica como psicológicamente.
“Necesitaba el trabajo y además está relacionado con mi profesión. Estoy segura de que lo que aquí estoy viviendo y aprendiendo me ayudará en mi futuro como maestra. Me encanta trabajar con los niños, donde todo es dinámico, activo y cada día diferente”, explica Marian. Ella se encarga también de los clubes de lectura para adultos que hay en su biblioteca. “En ellos soy una lectora más, ahora mismo estoy leyéndome dos libros a la vez”, dice.
Reconoce que el ritmo en la biblioteca es, sobre todo por las tardes, vertiginoso y agotador. Pero a la vez es muy reconfortante, pues alrededor de la biblioteca y dentro de ella cada día hay emocionantes historias que alegran el corazón.
C/ Caballeros 3
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