La actividad continúa frenética en algunos de los colegios públicos de Ciudad Real durante los meses de julio y agosto. Son las escuelas municipales de verano, ayuda vital para la conciliación en muchas familias y entretenimiento y ocio para niños y niñas. Pero sus patios y aulas no solo albergan estos días a decenas de pequeños, sino también a las personas que les acompañan, cuidan y ayudan durante las actividades y en el tiempo que pasan en el comedor.
32 de esas personas son trabajadores, desde el pasado 1 de julio, del Plan de Empleo 2018 en Castilla-La Mancha, financiado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación de Ciudad Real, el Instituto Municipal de Promoción Económica, Formación y Empleo (IMPEFE) y cofinanciado por el Fondo Social Europeo. Han sido asignados al programa de “Actividades solidarias: comedor de vacaciones y actividades educativas” y en él desempeñarán su labor durante seis meses. 15 de ellos son monitores de actividades y comedor escolar, otros 15 son monitores o directores de actividades y dos son educadores sociales.
Marisa Hurtado de Mendoza es una de las beneficiarias de este Plan de Empleo destinado a la contratación de personas desempleadas y en situación de exclusión social. Es educadora social y le ha correspondido ejercer como responsable de los monitores de comedor en los centros educativos que están ofreciendo este servicio durante el verano. Los lunes controla el listado de los niños que han ido a los comedores la semana anterior, revisa el de la semana en curso, y organiza el trabajo y el material necesario para la semana (gorros, batas, guantes). El resto de los días visita cada uno de los comedores para supervisar que todo está funcionando correctamente.
“Siempre he trabajado con niños, pero la experiencia de coordinar comedores está siendo nueva para mí y está resultando muy positiva. He podido conocer cómo funciona un comedor escolar, los protocolos en cuanto a la comida, la higiene, la seguridad… Y lo que más me gusta es el trato con los niños, poder charlar con ellos durante la comida o mientras esperan a sus familias, es lo que más me llena”, explica Marisa. Asegura que se han formado equipos buenos con los nuevos monitores de comedor que se han incorporado del Plan del Empleo, que tienen ganas de trabajar y están ilusionados y contentos con esta oportunidad de trabajo.
Es el caso de Nuria Ruiz Molina, monitora de actividades y comedor en la escuela de verano del colegio Ferroviario. Licenciada en Derecho, monitora de actividades de ocio y tiempo libre y madre de dos hijos de 8 y 4 años, llevaba años solicitando los planes de empleo sin éxito y, tras un periodo de seis años en el paro, le esperan seis meses de trabajo gracias al Plan de Empleo 2018. “Durante todo este tiempo he tenido bajones, pensaba muchas veces si sería capaz de volver a trabajar. La ayuda económica es importante porque somos cuatro en casa y mi marido tienen un salario medio, pero lo que supone para mí volver a sentirme ocupada y útil lo es aún más”, asegura.
En la escuela de verano del colegio Don Quijote, Pedro Muñoz se encarga de coordinar el trabajo de tres monitores de comedor y nueve de actividades, todos ellos beneficiarios del Plan de Empleo que se incorporaron hace 20 días a su puesto de trabajo. “Los comienzos a veces conllevan pequeños problemas, es lógico porque es gente nueva, que tiene que adaptarse, no todos ellos tienen la misma experiencia en el trabajo con niños… Pero todo se va acoplando, se acometen algunos cambios y las cosas salen y salen bien”, dice.
Destaca que todos ellos han llegado contentos, con muchas ganas de trabajar y buena disposición. “Algunos no tienen experiencia en el desempeño de esta labor y para ellos, además de los ingresos, estos meses de trabajo supone llevarse una experiencia laboral que les va a abrir las puertas en este sector, suma en su currículum. Ese es otro de los aspectos positivos de planes de empleo como este”, reflexiona Muñoz.
“El trabajo en la escuela, con los chavales, es grato y te aporta mucho”, continua el coordinador de la escuela de verano del Don Quijote. “Ellos ya lo están comprobando y yo se lo he intentado transmitir, además de lo que para mí es lo más importante, que entre manos tenemos personas, niños, a los que hay que ganarse cada día y con los que tenemos una responsabilidad. Yo les digo: hay que cuidarlos y atenderlos como si fueran vuestros”.
Silvia García Carrascosa lo tiene claro. Esta monitora de 30 años está feliz con su nuevo trabajo y entregada al desempeño de sus funciones en el aula con los niños de 3º de infantil. “Las 8 horas se me pasan volando. Las manualidades, los juegos, las canciones, los cuentos, el recreo, el comedor… Y siempre estoy pensando en ideas y nuevas actividades para hacer con los niños, la verdad es que estoy encantada”.
Llevaba 8 años desempleada y cree que haber sido seleccionada en este plan de empleo puede ser el aldabonazo que le hacía falta para retomar su vida profesional. “Considero que no he estado parada, sin trabajar, porque con hijos y en casa siempre hay mucho que hacer. Como positivo veo que la maternidad me ha dado muchísimas herramientas que aplicar ahora en este trabajo, me ha entrenado para ello, para sentirme más cercana de los niños. Ahora vuelvo a estar activa en el mundo laboral y cuando pasen estos meses ya tendré una experiencia más con la que salir de nuevo a la búsqueda de empleo”, dice Silvia ilusionada.
Desde 2006 estaba su compañera Julia Hernández, de 52 años, en paro. Durante varios años trabajó en un negocio familiar, un supermercado, que tuvo que traspasar cuando circunstancias familiares la llevaron a vivir a Barcelona. Varios cambios de residencia vinieron después y no ayudaron en la búsqueda de empleo. Tras años solicitando planes de empleo es ahora cuando ha llegado su oportunidad.
Es monitora de los mayores del cole, 5º y 6º, con los que, según explica, “es más difícil conectar, por la edad que tienen”, pero sabe que es cuestión de tiempo el ganarse su confianza y su cariño. Alegre relata todo lo que hacen en la escuela de verano: organizar el trabajo semanal y diario, pensar y desarrollar actividades como juegos y manualidades, las dinámicas de patio, las salidas a la piscina o al parque… “Me siento muy satisfecha. Lo económico está bien, son seis meses de trabajo y con derecho a otros seis de ayuda, pero yo necesitaba tener algo distinto en qué pensar y salir de casa. Y ahora lo tengo y estoy encantada”.
El programa de Actividades solidarias – con comedores de vacaciones y actividades educativas- es el que alberga mayor número de trabajadores del Plan de Empleo 2018 en Ciudad Real en esta primera fase, con sus 30 monitores y sus dos educadoras, distribuidos en los colegios Ferroviario, Don Quijote, Miguel de Cervantes y Juan Alcaide. Pero más allá de los números, están los rostros, están las vidas. Estas personas se sienten hoy un poco más completas y felices con seis meses de trabajo en el horizonte.
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