Desde el mes de noviembre veinte personas desempleadas han comenzado una aventura ilusionante y motivadora: formar parte de la II Lanzadera de Empleo de Ciudad Real. Y lo hacen juntos, como un equipo, desafiando las inercias del individualismo al que nos empuja la sociedad. Y es que buscar empleo de forma activa y a la vez colaborativa, generando conocimiento colectivo, trabajando desde el grupo para buscar alternativas de empleo, constituye un enfoque innovador, que ya ha cosechado éxitos en muchos municipios del territorio español.
Esta segunda Lanzadera de Empleo se ha puesto en marcha en Ciudad Real gracias a la Fundación Santa María la Real, la Fundación Telefónica, el Gobierno de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Ciudad Real a través del IMPEFE, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, dentro del programa operativo POISES.
La técnica encargada de guiar a estas personas durante 5 meses, Inmaculada Naharro, explica que la metodología de trabajo utilizada en la lanzadera se basa en el coaching y que su labor es dinamizar el equipo y acompañarlo, ya que son sus participantes los auténticos protagonistas del desarrollo del proceso colectivo y de sus propios procesos de empleabilidad. “En general, estamos muy acostumbrados a trabajar de forma individual pero cuando a las personas se les muestra y se les motiva con otras maneras de hacer, se entusiasman. Pasar a buscar empleo no desde la soledad del hogar sino a través de un clima de confianza y ayuda mutua con las personas que forman el equipo es algo muy bonito, muy valioso y que da frutos”, asegura Naharro.
El grupo es muy heterogéneo e inclusivo, con espíritu dinámico, comprometido y solidario. Son 20 personas con perfiles personales y profesionales muy diferentes, pero entre las que se ha establecido una buena relación y se ha logrado un equilibrio. “Hay gente muy joven que nunca ha trabajado, personas maduras con mucha experiencia que han tenido que parar profesionalmente por algún motivo personal, otras que se han visto abocadas a trabajos precarios para poder subsistir, personas con alguna discapacidad o desempleados de larga duración…”, detalla la técnica de la Lanzadera de Empleo.
El autoconocimiento
Durante el primer mes, el grupo – que se reúne 3 días a la semana en las oficinas de la 4ª planta del edificio del IMPEFE- ha estado inmerso en la fase de autoconocimiento, comprobando qué puede aportar cada persona al equipo, cuáles son las habilidades y competencias de cada uno y también descubriendo y aclarando las metas, los objetivos y las motivaciones de sus participantes.
Charo González, participante de la lanzadera de 47 años, reconoce que ella nunca se había parado a pensar en sus sueños, en sus metas, en sus capacidades. “Hemos partido desde ese conocimiento personal, que es algo muy importante. Trabajamos también la inteligencia emocional y te entrenas en el respeto a las opiniones de los demás y en el trabajo en equipo, que es otra forma de entender las cosas, muy enriquecedora y que además está demandando el propio mercado laboral”, explica. Ella vio en la lanzadera una oportunidad que la ayudara a mejorar su empleabilidad, cansada de enviar currículums y no recibir nunca una respuesta. “Algo estaba yo haciendo mal, está claro. Así que estoy aquí, deseando aprender, con el objetivo de lograr un trabajo que se adapte a mis posibilidades y con el que pueda conciliar”, añade.
Llegó desde la ingeniería informática a un trabajo de administrativa en el que estaba muy a gusto, pero del que fue despedida embarazada de su segundo hijo y sin ninguna explicación. “Eso fue en el año 2009 y no he vuelto a trabajar desde entonces. Embarazada, con un niño pequeño y en mitad de toda la crisis. Así que estos años me he dedicado a la crianza de mis hijos, que es algo que la sociedad no valora pero que es muy necesario. Ellos ya son más mayores, me veo más libre y quiero y necesito trabajar, pero no está siendo fácil”, explica Charo. Dice estar ilusionada y muy contenta de formar parte de este proyecto “estupendo”.
Gonzalo Abad es uno de los participantes más jóvenes de la lanzadera. Tiene 25 años, estudia Sistemas microinformáticos y nunca ha tenido un empleo. Es un enamorado de la informática que sueña con un trabajo de desarrollar web, tanto de páginas como de blogs, aunque tampoco cierra la puerta a ocupar otros puestos de trabajo. Conoció la lanzadera y pensó que sería una manera más de sumar, de aprender y de poder tomar un impulso hacia el empleo.
“Me gusta mucho la manera que tenemos de hacer la cosas en la lanzadera, cómo colaboramos todos en la búsqueda de empleo, no solo para ti sino también para el resto del equipo. Si ves una oferta que le puede interesar a un compañero, la compartes; si sabes hacer algo muy bien, lo enseñas al resto; puedes conocer la experiencia laboral de otras personas y aprender de ellas y todas las decisiones las toma el equipo… Además, Inma lo conduce de una forma muy amena”, explica.
Nuevo paradigma laboral
Ya en estos días, el grupo trabaja en la mejora de sus currículums vitae y de su marca personal. También abordan la importancia de las competencias digitales, que no todas las personas del equipo tienen lo suficientemente desarrolladas, sobre todo a través de herramientas tan útiles para la búsqueda de empleo como Linkedin o para el trabajo colaborativo como Trello. Inmaculada Naharro explica asimismo que en los próximos meses se adentrarán en el conocimiento del mercado laboral y participarán de la vida activa del IMPEFE y de la ciudad, asistiendo a talleres y a intermediaciones con empresas para que conozcan qué es la lanzadera, lo que en ella están trabajando y las potencialidades de sus miembros.
“Conocer el nuevo paradigma laboral es fundamental. Hoy en día hay que ser muy versátil y esto no es hacer de todo lo que me pidan pero sí es poner todas nuestras habilidades y potencialidades en nuestro trabajo… Y en esto vamos a hacer mucho hincapié en el equipo”, continúa Naharro. La manera de desarrollar todo ello en la lanzadera es también novedosa, con el trabajo por proyectos, una herramienta de moda que también demanda el mercado laboral, pero de la que no se conoce demasiado.
Claudia Casado, graduada en Periodismo y máster en Comunicación y Cultura, de 24 años, es otra de las participantes en la Lanzadera de Empleo. A pesar de su juventud, ya ha trabajado en Inglaterra, Méjico y Portugal pero nunca ha tenido una oportunidad laboral ni en su ciudad ni en su país y eso es lo que está buscando. Espera encontrar en este proyecto el empujón que le hace falta y está convencida de que así va a ser. “Ya estoy aprendiendo, he mejorado mi currículum y estoy trabajando en equipo que hoy en día es un valor”, dice.
Destaca la unión del grupo y el buen ambiente como lo mejor de la lanzadera, hasta el momento. “La metodología, entretenida, participativa y motivadora, me está gustando también. Y ver cómo nos ayudamos los unos a los otros y cómo se anima a todos a aportar y a expresarse”, asegura esta joven periodista, abierta al trabajo en cualquier otro sector además del de la comunicación, mientras conlleve el contacto con la gente que es lo que le entusiasma.
Protagonistas de su propio proceso de empleabilidad, estas personas 20 están recobrando la ilusión y descubriendo que tienen muchas habilidades y potencialidades que pueden abrirles puertas, incluso desde su propio proyecto empresarial. La Lanzadera de Empleo supone desprenderse de los comportamientos pasivos asociados tradicionalmente a la persona desempleada para abrazar el cambio, la acción y el trabajo colaborativo como trampolín para la conquista del mercado laboral. Miles de inserciones laborales a raíz de estos procesos han demostrado ya que se puede.
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