Son las 10 de la mañana y todos los alumnos y alumnas del CAI “La Granja” están en sus respectivas aulas reunidos en asamblea. Es la hora en la que hablan de la fecha que es hoy, la estación del año, si falta algún amiguito, el menú del día, y las diferentes actividades que van a desarrollar.
Anteriormente han ido llegado de forma escalonada, los más madrugadores al aula matinal a las 7:30 horas, y otros a partir de las 9 horas. Hasta que se han reunido todos han podido jugar libremente, no sin antes seguir todas las recomendaciones higiénico-sanitarias: toma de temperatura, lavado de manos, sprays en los zapatos, colocación de los abrigos en sus bolsas y puesta a punto con sus babys.
“Algunos chicos llegan al aula matinal, muy tempranito, luego otros de 9 a 10, y cuando ya estamos todos empezamos a hacer asamblea, luego realizamos alguna actividad, y después salimos al patio. Antes toman algún aperitivo, les damos de beber agua, y entre entrada y salida siempre aseo, hasta que nos preparamos para la comida”, nos explica Verónica Montañéz, una de las cuatro educadoras infantiles que trabajan en el CAI “La Granja”, dentro del Plan de Empleo 2019, todas Técnicos Superiores en Educación Infantil.
“Sobre todo es rutina. Desde que llegan hasta que se van, todo tiene un horario, y además ellos lo saben. Ellos tienen que tener claro lo que toca en cada momento. Ellos saben que cuando llegan pueden jugar, y que cuando estamos todos, nos sentamos a hacer la asamblea”, detalla Noemi Galán Melero. “Tenemos mucha rutina de baño y aseo porque concretamente en mi aula están empezando con el control de esfínteres, y como además estamos con el tema del coronavirus, ellos saben que se tienen que lavar mucho las manos”.
Inma Martínez, directora del centro, destaca que se trabaja por rutinas para crear hábitos o afianzarlos, tanto en aseo, alimentación como en horas de sueño. “Ellos saben lo que toca en cada momento, con una cancioncita saben en qué momento tienen que recoger, cuando es hora de jugar, de asamblea, de ir a comer”, detalla Noemi.
Esther Escribano de la Cruz nos detalla cómo los niños saben que se tienen que echar los sprays, “te enseñan el pie para que se lo eches, van derechos a lavarse las manos, junto a la toma de temperatura cada cierto tiempo, etc.”. En general, apunta, las comidas y todo bien, “tienen días, a veces les gusta más una comida que otra, pero todo dentro de lo normal”
Hay niños que comen súper bien, niños muy autónomos y a otros que les cuesta más, pero estamos trabajando en ello, destaca otra de las educadoras Noelia Olmedo Sánchez, quien subraya que la siesta también es algo que llevan muy bien, “se adaptan a todo”. Los menús, que se preparan en la propia cocina del propio CAI, siguiendo todas las medidas higiénico-sanitarias, están basados en una dieta sana y equilibrada, en torno a legumbres, pescado y carne, guisados en estofados, junto a verduras y un día dedicado a la pasta, algún lácteo, y mucha fruta.
Sólo ha pasado un mes desde el CAI abriera sus puertas y muchos de los niños han estado en período de adaptación, aunque los más veteranos ya se quedan desde hace días hasta la hora de la siesta, en su respectiva tumbona.
Esther de la Cruz nos explica que ya han finalizado ese periodo de adaptación, “la primera semana costó un poquito, pero dentro de lo normal, ya están adaptados todos, a los nuevos les costó un poco, pero los niños son muy buenos, hemos tenido suerte creo,”; declara.
El día a día, educación a través de juegos y mucho cariño.
Cada clase tiene su día a día particular, según la edad de los niños, se establecen diferentes actividades, nos explica Sol González Murcia. Actividades que desarrollan por días. Así, nos cuenta Verónica, han estado rompiendo papeles para ejercer la motricidad, también estuvieron haciendo pelotitas, “además tenemos fichas y actividades preparadas para dibujar, hicimos un mural para pintarnos las manos”, confiesa, “algo que les encanta” tanto como a las propias educadoras que reconocen que “al final sales tú perdida de pintura, más que ellos, pero nos lo pasamos mejor nosotras viéndolos jugar”.
En el caso del aula que lleva Noemi, los lunes están dedicados al cuento, los martes a audiovisuales, con vídeos relacionados con algo que estén trabajando en ese momento: colores, animales, mientras los miércoles están dedicados a música, “tocamos sobre todo tambores”, y también “hacemos mucho reciclaje con latas”. Ya los jueves toca psicomotricidad, sobre todo, salir a dar carreras, “el otro día por ejemplo les pusimos un montón de rollos de papel higiénico y se volvieron locos a enrollar y desenrollar; ante todo, queremos que ellos se muevan, y el último día lo dedicamos sobre todo a actividades de pintura. En definitiva, “siempre se trabajan cosas, aunque parece que no siempre estás trabajando algo”.
En el aula de Noelia, los lunes siempre hacen algo libre, en concreto este lunes como la temática era de animales y cada niño tiene un logo de animal hemos hecho caretas; los martes cosas relacionadas con arte, esta semana han trabajado con azúcar para trabajar las texturas, llenar y vaciar; los miércoles psicomotricidad; jueves cuentacuentos y actividades relacionadas, “la semana pasada tocó “Los Tres Cerditos” e hicimos un gusano para que trabajaran el soplar, es decir, ejercicios buco-faciales, mientras los viernes realizamos algunas fichas, o ejercicios con papel de seda para que sepan cómo es rasgar, el hacer pelotitas; además pintamos con diferentes técnicas estampado, pintura de dedo, rotulador, ceras, etc”.
En definitiva, en función de cómo se adaptan los niños y lo que perciben y ven las educadoras, lo que les gusta más o menos, y recoger su opinión en las asambleas, van definiendo y orientando los juegos y actividades, nos explican. “Los niños se lo pasan fenomenal, y entre ellos tienen buena comunicación, están acostumbrados a que todo lo que está en el cole es de todos y generalmente comparten, no suelen tener problemas, aunque tengan sus preferencias, no suele haber conflictos”, destaca Noemi.
Una experiencia enriquecedora.
Todas las educadoras comparten la misma opinión, “se trata de un trabajo enriquecedor”. Es una experiencia muy bonita, muy enriquecedora, se aprende mucho de los niños, te aportan muchísimo, se aprende mucho de ellos; parece que los niños aprenden de nosotros, pero realmente somos nosotros los que aprendemos mucho de ellos. Es muy divertido, muy enriquecedor sobre todo”, nos comenta Noemi.
También Sol define la experiencia del mismo modo, “es mi trabajo y lo que a mí me gusta”. En paro desde 2017, tras 15 años trabajando en guarderías “siempre mandado currículos y ya por la edad te descartan a pesar de toda la experiencia”. Se trata de la primera vez que me he apuntado a un plan, reconoce, “y muy bien, ha sido llegar y besar el santo, me ha dado la oportunidad de seguir con mi trabajo, que me encanta”.
Para Verónica ésta es la segunda experiencia dentro de un plan de empleo, y “muy contenta, la verdad con los chicos genial, sí que se nota que es algo diferente por el tema de la pandemia, por el tema de desinfectar, pero al final llegas a acostumbrarte, son los primeros días los que más lo notas, y los chicos igual”.
Noelia es una de las más veteranas, es la tercera vez que está dentro de un plan de empleo y ejerciendo su profesión en el mismo lugar, “de hecho ahora nos iban a mandar a coles y como sabía que ofertaban en el CAI me vine, porque ya trabajé las dos veces anteriores aquí, y he pasado por todas las aulas, desde bebés a los más mayores. Me gusta la manera de trabajar y lo bien que se está, por eso he querido repetir, lo bueno gusta”, confiesa.
Para Esther ésta es su primera experiencia profesional, “es la primera vez que trabajo, estaba ayudando en la empresa familiar, pero lo que es un trabajo como tal la primera vez, y ha sido gracias al plan de empleo”, y la verdad es “que muy bien, estamos muy a gusto, la verdad que con los niños muy bien, lo que más me gusta es acompañar a los niños, que son muy agradecidos, con nada que hagas les encanta, y el cariño que te dan, muy bonito”.
Plaza Mayor 1 Ciudad Real 13001
Webs municipales