El nombramiento de Ciudadano Ejemplar es sin duda uno de los actos más emotivos que tiene lugar cada 14 de agosto, emotivo porque hablamos de personas que han dedicado prácticamente toda su vida a trabajar por los demás sin esperar nada a cambio y que aman a esta ciudad que les ha visto crecer personal y profesionalmente. El Salón de Plenos del Ayuntamiento se vistió de gala para acoger esta ceremonia tan entrañable, miembros del equipo de Gobierno, representantes de la sociedad ciudadrealeña, Pandorgo, dulcineas.
Por cuarta vez, este título tiene dos destinatarios: Los ciudadanos ejemplares de este año son el médico Rafael Ruiz y el Pandorgo Antonio Cárdenas, ‘personas extraordinarias, que a lo largo de su vida, han dado ejemplo de profesionalidad, entrega, vocación de servicio, bondad, generosidad… sin esperar nada a cambio salvo la íntima satisfacción de hacer las cosas con honestidad y dignidad’.
Nostalgia, emoción y gratitud…sinónimos que emergen entre los aplausos de los que quieren devolver de alguna manera tanto esfuerzo altruista. Antonio Cárdenas no pudo reprimir su emoción cuando recibió de manos de la Alcaldesa la estatuilla de D. Quijote, ilustre personaje que como él, no ha dudado en defender las costumbres y tradiciones de esta tierra.
Antonio Cárdenas es el paradigma que con mayor dignidad representa la esencia de la personalidad del ciudadrealeño auténtico; Antonio ha tenido siempre por norte Ciudad Real, manchego por los 4 costados, amigo de sus amigos, hombre de convivencia sincera. Hablar con Cárdenas es descubrir la Ciudad Real de antaño, es dar un paseo por la historia más reciente de la ciudad, porque es un ciudadrealeño que conoce como pocos su ciudad y sus gentes.
Antonio Cárdenas es Pandorgo, cabezón de cabezones, coloso de los fogones, hombre de bondad agigantada, amable, bonachón, leal, de puertas y corazón abierto, un hombre cabal y afortunado. Amor sentía por su madre, Emilia, pasión siente por su mujer Goya, adora a su hija Mari Prado, y quiere con locura a sus nietas María y Cristina. Emocionado, Antonio Cárdenas sólo pudo dar las gracias a todos por este reconocimiento.
Rafael Ruiz es un hombre de firmes convicciones morales y religiosas; caritativas y austeras, es un hombre respetado, querido y admirado en Ciudad Real. Más de 40 años ha estado ejerciendo como cirujano jefe de la plaza de toros de Ciudad Real. El mismo cuenta que la afición a los toros, se la inculcó su padre y que la primera vez que vio una corrida de toros fue en brazos de su progenitor para que no le pisaran. Desde entonces admira todo aquello que tiene ver con el arte de Cúchares.
La candidatura de Rafael Ruiz ha sido apoyada por multitud de asociaciones, personalidades y colectivos. Además de su faceta taurina, y de ser un gran impulsor de la fiesta en nuestra ciudad, en esto y en otros aspectos personales y profesionales, ha demostrado su incansable y ejemplar compromiso con Ciudad Real, y en especial con nuestra Semana Santa.
La Hermandad del Silencio, la Virgen del Prado, y Ntra. Sra. de Alarcos son algunos de los amores confesos de Don Rafael. Su fe y su devoción cristiana y mariana han sido uno de los pilares sobre los que ha sustentado su vida y los de su familia.
Este gran hombre que se enorgullece diciendo que mi tierra y sus hombres y mujeres son la necesidad que saca de dentro lo mejor que tengo
, disfruta ahora de una merecida vida tranquila, serena y feliz. Su día a día discurre entre afectos, afectos que se ha ganado a pulso siendo buena persona, siendo un hombre recto, honesto y bondadoso.
Rafael Ruiz, con la voz rota por la emoción, dijo que haber nacido en la mancha es un privilegio; Quiere a Ciudad real con toda su alma, aquí nació, aquí han nacido sus hijos y aquí quiere cerrar esta etapa de su vida.
Un acto emotivo y merecido para quienes sienten esta ciudad desde muy dentro, tan dentro que no les importa compartir su orgullo con su familia, amigos y paisanos.
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