Rafael Mateo Soria

Esta tarde tenía lugar en el Museo López-Villaseñor la conferencia sobre “La contaminación ambiental en la salud global”, que ha sido impartida por Rafael Mateo Soria, dentro de las acciones promovidas por la SFC-SQM de Castilla-La Mancha, en la semana del medioambiente, para concienciar a la población de Ciudad Real sobre cómo afecta la contaminación ambiental y el consumo de tóxicos a nuestra salud. La Asociación de afectados de Encefalomielitis Miálgica/Síndrome de Fatiga Crónica y Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple de Castilla-La Mancha (SFC-SQM) conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente 2022 alertando sobre la necesidad de reducir el consumo desmesurado de productos químicos y potencialmente tóxicos. Y es que cada día se diagnostican más casos de SQM, una enfermedad cuyo origen se encuentra en la presencia masiva y creciente de sustancias tóxicas en el entorno.

Rafael Mateo Soria Rafael Mateo Soria Rafael Mateo Soria

La conferencia que ha sido introducida por la presidenta de SFC-SQM, Carmen Lozano, ha contado con la presencia de la alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías, la concejala de Acción Social, Matilde Hinojosa, la concejala de Sostenibilidad, Mariana Boadella, representantes de varios sectores profesionales relacionados con el tema, personas que sufren la enfermedad SQM-SFC y público interesado en conocer los efectos adversos de la contaminación ambiental.

Comenzaba Rafael Mateo explicando que “la salud humana, la salud animal y la salud medioambiental están unidas, todo está relacionado”. Sus primeras palabras eran para analizar el concepto de lo que es una sustancia tóxica y la importancia que tiene “la dosis de exposición en la toxicología, para causar efectos adversos”. El doctor en veterinaria por la Universidad Autónoma de Barcelona pasaba a detallar las sustancias tóxicas de síntesis, como los plaguicidas, las que vienen de la industria, como los aceites dieléctricos para transformadores, y los dañinos PCB (bifenilos policlorados), ya que desgraciadamente “las trazas de PCBs son muy persistentes y se pueden encontrar en cualquier alimento. Aunque se dejaron de fabricar hace 20 años, es una sustancia que en climas cálidos se volatiliza y se condensa en climas más fríos, por ellos los osos polares tienen un alto índice de PCBs”. Continuaba el doctor su charla haciendo un recorrido por sustancias tóxicas que nos rodean, en algunos casos de manera totalmente natural, como la hierba berruguera, los metales u orgánicos clorados nuevos como “las que aportaban los DDT, que en 1.970 se prohibieron en los países desarrollados”, después de que Rachel Charson alertara de su peligro en “Silent spring”.

Explicaba Rafael Mateo que ciertos productos alimenticios de consumo habitual como el pescado, el marisco o los lácteos contienen un nivel elevado de dioxinas. En la actualidad, existe un control exhaustivo sobre la regulación de sustancias químicas por la ECHA (European Chemicals Agency) y por la EFSA, que se encarga de controlar la cadena alimentaria.  Añadía el conferenciante que lo importante es “controlar el punto en el que no haya efectos adversos, y es importante la tóxico-vigilancia, mediante reglamentación, prohibición y mejora del producto para la reducción de riesgos”. Alertaba Mateo sobre el riesgo de plomo en la caza o los elevados niveles de mercurio en ciertas zonas de los ríos Guadalmez o Valdeazogues y la precaución que debemos tener sobre productos “como el diclofenaco, que causó en la India la desaparición de 60 millones de buitres en la década de los 90”. Concluía la conferencia concienciando sobre el hecho de que la sensibilidad a las sustancias tóxicas varía entre especies y entre individuos; así como que los sistemas de evaluación y registro han ido mejorando.

La SQM está reconocida como enfermedad en España. Se trata de un desorden adquirido (no se nace con él) por el que el afectado deja de tolerar sustancias químicas de uso común, como productos de limpieza o de higiene corporal. Pese a estar reconocida como enfermedad, su diagnóstico suele retrasarse años porque, incluso entre los médicos, existe falta de formación en salud medioambiental.

Rafael Mateo es Doctor en Veterinaria por la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en Ecotoxicología aplicada a la fauna silvestre, profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha y director del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) desde 2015, donde además es el responsable del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre.

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