Son numerosos los jardines, parques, plazas y zonas verdes que salpican Ciudad Real convirtiéndola en un auténtico pulmón verde. Los Jardines del Prado, recientemente remodelados, son unos de los más emblemáticos de la ciudad. Se encuentran en una zona rodeada de edificios tan significativos como la casa de Hernán Pérez del Pulgar (Museo López-Villaseñor), la Catedral, la antigua Casa de la Cultura de Miguel Fisac, el Antiguo Casino y el Museo de Ciudad Real. Es un jardín elevado, con dos esculturas homenajeando “La Pandorga” y en su parte central un templete que invita a actividades musicales en el verano.
El Parque de Gasset, el más tradicional e histórico, inaugurado en 1915 por Don José Cruz Prado fue construido en los terrenos cedidos por el Marqués de Treviño en las cercanías de la antigua estación de tren. Tiene más de 8 hectáreas y cuenta con numerosas especies de interés botánico y cultural. En él se puede contemplar una de las fuentes más emblemáticas de la ciudad: “La Talaverana”, ricamente decorada con cerámica talaverana, además de los bancos con motivos variados del Quijote. De entre las esculturas que engalanan el parque destacan La Cruz de los Casados, La Primavera y el Monumento a José Mª de la Fuente. Además cuenta con zonas dedicadas al juego, gimnasia y servicios de hostelería. Muy cerca se encuentra Museo del Quijote al que podemos acercarnos para disfrutar de una visita cultural muy amena o la Biblioteca Pública.
El Parque del Pilar cuenta con una superficie de casi 80.000 m², incluye un lago con 13.000 m², con una construcción a modo de quilla de barco.
El parque también cuenta con un auditorio cubierto, zona deportiva, paseo principal, áreas de juegos infantiles y juveniles, escenario natural, arboretum, área para perros, plaza de la pérgola de madera, pérgola perimetral, etc. Todo el parque es accesible, contando con rampas de acceso a la pasarela sobre el lago, al auditórium y al embarcadero.
El parque de Juan Pablo II, está situado entre la avenida de las Lagunas de Ruidera y Tablas de Daimiel, frente al nuevo Conservatorio de Música, tiene una superficie total de 23.932 metros cuadrados. Es un parque lineal y abierto en todos sus puntos y accesos, con plantas autóctonas o aclimatadas a nuestro entorno para que el mantenimiento sea más fácil. Encontramos zonas de juegos infantiles, mesas de ping-pong, una fuente circular y una peculiar colina, desde donde podemos observar todo el parque.
Otros como el Parque de Atocha, ubicado a las afueras de Ciudad Real, además de encontrar diversas áreas infantiles y de ocio, en este parque podemos contemplar el monumento dedicado a las víctimas del terrorismo. El Parque de Antonio Gascón, entre el cementerio y la Puerta de Toledo. Con la reciente remodelación que ha sufrido en los últimos tiempos, las zonas deportivas han sido ampliadas, dotándose, además, de diferentes aparatos de gerontogimnasia y zonas de juego para diversas edades. Estos jardines situados en pleno corazón de Ciudad Real y vigilados por la escultura ecuestre de Juan II, son uno de los lugares con más vida y alternativas de ocio de la ciudad. Hoy conservan únicamente un arco del torreón del alcázar mandado levantar Alfonso X al poco tiempo de fundar la ciudad, y que le da nombre hoy día.
Otro de los grandes pulmones con los que cuenta Ciudad Real es la Vía Verde, frecuentada por numerosos ciudadrealeños que quieren practicar deporte o pasear rodeados de naturaleza.
Ciudad Real cuenta con uno de los mayores porcentajes de zonas verdes por habitante de España y es algo que puede apreciarse por todos los rincones de la ciudad.
En la web vivirlosparques.es podemos hacer un recorrido virtual por algunos de los parques de Ciudad Real:
Fue primero parroquial (S.XIII-XIV), posteriormente Prioral (1875), con obligadas y profundas adaptaciones a su nueva función, Basílica (1967) y hoy Catedral (1980), resultado de la ampliación en los siglos XV y XVI.
Se trata de la más posterior de las tres iglesias góticas de Ciudad Real, comenzada oficialmente en el siglo XV, el último tramo de la bóveda, que corresponde al coro, se finaliza ya en el siglo XVI, en 1514 por Antonio de Écija, responde por tanto al último gótico con presencia renacentista en algunos detalles.
En el exterior, el templo presenta tres sencillas portadas: al Norte la de Umbría, al Sur la del Mediodía, de factura gótica, sus tímpanos labrados, sin embargo, del XIX., y la tercera y más interesante es la perteneciente a la fachada de Poniente, Aquí se encuentra la Puerta del Perdón, a los pies de la iglesia, que destaca por su esquematizada decoración vegetal arcaizante y que ha sido datada en el siglo XIII., quizá resto de la primitiva ermita que debió ubicarse en el mismo solar donde hoy se alza la Catedral. Sobre la Puerta y de la misma época se hallan tres rosetones (dos visibles sólo por el interior, en el Coro Alto). El rosetón que se observa desde el exterior es polilobulado y de gran semejanza al que se encuentra en la ermita de Alarcos.
El interior es de una sola pero inmensa nave, cuyas dimensiones son 34 metros de altura, 53 metros de longitud y 18 metros de anchura.
Es, después de la Catedral de Gerona, la de nave única más grande de España. Iniciada la construcción por el ábside, se puede observar cómo se va complicando la tracería de las bóvedas. Sin duda, la obra más importante de la Catedral es el Retablo del Altar Mayor, obra maestra de Giraldo de Merlo, finalizado en 1616. Incluido cronológicamente en el Barroco, respira, sin embargo, un sereno clasicismo, Está dedicado a la Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, obra moderna del escultor valenciano Raussel y Llorels.
Dividido en banco o predela, tres pisos, calvario y remate, desarrolla un programa iconográfico dedicado a la virgen María. En la predela, se recogen escenas de la Pasión de Jesús: la oración del huerto, Jesús ante el Sanedrín, la Flagelación, Coronación de espinas, el encuentro de Jesús con su madre y la Piedad. En el primer piso, sostenido por columnas dóricas, se contienen los dos relieves más bellos de todo el Retablo, la Anunciación, donde el Ángel casi semeja salirse de la escena y al otro lado, la Visitación, bella escena enmarcada en arquitecturas clásicas.
En el piso superior, entre columnas jónicas, los relieves de la Adoración de los Pastores y de los Reyes Magos, con los que el autor quería ejemplificar como el mensaje cristiano estaba destinado tanto al pueblo judío (los pastores) como a los gentiles o extranjeros (los Reyes Magos). En medio de ellos se encuentra el trono de la Santísima Virgen del Prado.
En el tercer piso, los relieves de la Cricuncisión, la Coronación de la Virgen en el cielo, y la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, que nos recuerda la pertenencia del templo a la Sede Metropolitana de Toledo, hasta el siglo pasado.
El Retablo se remata con un Calvario, y las virtudes cardinales rodeando a San Miguel arcángel, y el ángel protector de la ciudad, así como Dios Padre circulado de las Virtudes teologales. Barrocas son la sacristía y el Camarín de la Virgen, de gran belleza.
Una curiosidad que pocos conocen es la enrome vinculación de la Catedral a las Órdenes, desde que se convirtiese en Priorato de las Órdenes Militares. De ahí las diferentes referencias que existen tanto en el paseo del Prado como en el mismo edificio a las Órdenes de Calatrava, Montesa, Santiago y Alcántara.
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