Cuando hace ya más de 25 años estudiaba la carrera de Derecho, mi profesor de derecho penal a la hora de estudiar los delitos de rebelión y de sedición comentó de forma contundente que los mismos no eran muy importantes porque nunca se darían en un país como España con una Constitución firme y un estado democrático y de derecho asentado.
Y ciertamente los artículos 472 y 544 del Código Penal que regulan dichos delitos, nos parecía a muchos que en España no veríamos en ningún momento que hubiera que castigar a alguien aplicando los mismos. ¿A quién se le iba a ocurrir alzarse públicamente para derogar, suspender o modificar parcialmente nuestra norma básica de convivencia? ¿A quien se le iba a ocurrir declarar la independencia de una parte del territorio nacional? Pues bien ayer tristemente pudimos encontrar respuesta a estas preguntas.
Lo hizo el Sr. Puigdemont que ya no es Presidente de ninguna autonomía porque ha intentado acabar con ella. Lo hizo un grupo de Diputados que ocultamente y sin dar la cara, como sí lo hicieron los ciudadanos que estaban en la calle, introdujeron un voto para respaldar una resolución ilegal que terminó aprobando algo completamente ilegal y carente de todo sentido como es la independencia de Cataluña.
Día de fiesta para unos pocos y de inmensa tristeza y consternación para muchos otros que ayer no salieron a la calle pero que en sus casas valoraban de forma más serena las consecuencias de lo que ayer sucedía y el daño que podría causar a Cataluña y a su convivencia pacífica. Igual nos sucedía a muchos ciudadanos Españoles que no podíamos creer que el Senado estuviera aplicando el art. 155 de la Constitución, otro precepto que siempre entendí que en ningún momento tendría que ser aplicado por ningún gobierno.
¿Y ahora qué? ¿Como se recompone el daño ya causado y como afrontamos los días venideros?
Muchos demócratas lo hacemos amparados en lo que siempre lo hemos hecho y que no es otra cosa que en la Constitución, que nacida del diálogo y el consenso nos ha protegido durante 40 años, los mejores cuarenta años que ha vivido nuestro país. Nuestra Constitución nos ha dado libertad para opinar, no ha dado autonomía y nos ha dado la serenidad y la tranquilad suficiente para seguir avanzando.
Cuando el 13 de Junio del año 2015 prometí el cargo como Alcaldesa de Ciudad Real lo hice con mi mano sobre la Constitución. Terminé diciendo con total convicción que prometía GUARDAR Y HACER GUARDAR LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA FUNDAMENTAL DEL ESTADO. Con la misma convicción, la misma fuerza y con toda determinación sigo trabajando cada día respetando la norma fundamental, respetando las leyes y no aceptando que la misma sea vapuleada por los que se dicen respetar la voluntad de un pueblo catalán del que gran parte no tiene más remedio que guardar silencio.
Pilar Zamora Bastante.
Alcaldesa de Ciudad Real.
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